Infancia
Víctor Jara nació el
28 de septiembre de
1932 en
San Ignacio, localidad de la
provincia de Ñuble,
Región del Biobío en
Chile, en el seno de una familia de padres
campesinos, originarios de la pequeña localidad de
Quiriquina, perteneciente por entonces al
Departamento de Bulnes, actualmente
San Ignacio, y caracterizada por un arraigado
folclore. Su padre, Manuel Jara, se dedicaba a las tareas del campo, y su madre, Amanda Martínez (originaria del sur de Chile), además de dedicarse a las labores domésticas, tocaba la guitarra y cantaba. Tenía, además, cuatro hermanos: María, Georgina
(Coca), Eduardo
(Lalo) y Roberto, el menor.
Por causa de las necesidades familiares, Víctor se vio obligado desde niño a ayudar a la familia en los trabajos del campo. Influenciado por su madre, tomó también contacto a temprana edad con la música, además de asistir al colegio.
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Juventud
La familia se trasladó a la población
Los Nogales, donde coincidieron con Julio y Humberto Morgado, compañeros de Víctor en la escuela primaria. La familia Morgado proporcionó a Víctor, que abandonó sus estudios, un trabajo en una fábrica de muebles, ayudando al padre de sus compañeros en su trabajo de transportista. Cuando contaba con 15 años, falleció su madre, lo que significó la disolución del núcleo familiar.
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Para mí fue una decisión muy importante ingresar en el seminario. Al pensarlo ahora, desde una perspectiva más dura, creo que lo hice por razones íntimas y emocionales, por la soledad y la desaparición de un mundo que hasta entonces había sido sólido y perdurable, simbolizado por un hogar y el amor de mi madre. Yo ya estaba relacionado con la Iglesia, y en aquel momento busqué refugio en ella. Entonces pensaba que ese refugio me guiaría hacia otros valores y me ayudaría a encontrar un amor diferente y más profundo que quizá compensaría la ausencia de amor humano. Creía que hallaría ese amor en la religión, dedicándome al sacerdocio.
Comienzos artísticos
A los 21 años, después de cumplir el servicio militar, ingresó en el coro de la
Universidad de Chile, participando en el montaje de
Cármina burana, comenzando así su trabajo de investigación y recopilación folclórica. Con 24 años se unió a una compañía teatral, la Compañía de Mimos de Noisvander, e inició los estudios de actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. A modo de anécdota, como no tenía dónde dormir, pernoctaba en inmediaciones de la escuela.
Con 27 años, en 1959 dirigió su primera obra de teatro:
Parecido a la felicidad, de
Alejandro Sieveking, haciendo giras por varios
países latinoamericanos. Como solista del grupo folclórico grabó su primer disco, un sencillo que contenía dos
villancicos chilenos. Al año siguiente participó como asistente de dirección en el montaje de la obra teatral
La viuda de Apablaza, de
Germán Luco Cruchaga, cuyo director era
Pedro de la Barra, y dirigió la obra
La mandrágora, de
Maquiavelo. En 1961, y como director artístico del grupo Cuncumén viajó por
Países Bajos,
Francia,
Unión Soviética,
Checoslovaquia,
Polonia,
Rumania y
Bulgaria.
En 1961 compuso su primera canción,
Paloma quiero contarte y continuó trabajando como asistente de dirección en el montaje de
La madre de los conejos, de
Alejandro Sieveking. Al año siguiente, en 1962, dirigiría para el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (Ituch) la obra
Ánimas de día claro, también de Sieveking.
Grabó con el grupo Cuncumén el
LP Folclore chileno, con dos canciones propias: «Paloma quiero contarte» y «La canción del minero», en la época en que comenzó a desempeñar la función de director en la Academia de Folclore de la
Casa de la Cultura de Ñuñoa, labor que desempeñaría hasta 1968. Desde esa misma época, y hasta
1970, formó parte del equipo estable de directores del Ituch, además de trabajar, entre 1964 y 1967, como profesor de actuación en la universidad.
Compaginó su actividad teatral con la composición musical, y en 1965 dirigió la obra
La remolienda, de Sieveking, así como el montaje de
La maña, de
Ann Jellicoe, por las que recibe el premio Laurel de Oro como mejor director y el Premio de la Crítica del Círculo de Periodistas a la mejor dirección por
La maña.
Cantautor
«El amor a la justicia como instrumento del equilibrio para la dignidad del hombre», oración de Víctor Jara.
Ejerció como director artístico del grupo
Quilapayún entre 1966 y 1969, y hasta 1970 actuó como solista en la Peña de los Parra. Sin abandonar el teatro, en 1966 grabó su primer LP como solista,
Víctor Jara, editado por la empresa discográfica Arena. Con la empresa filial chilena de
Emi-Odeón grabó el año siguiente
Canciones folclóricas de América, junto con Quilapayún.
Usted debe responder, señor Pérez Zújovic, por qué al pueblo indefenso, contestaron con fusil. Señor Pérez, su conciencia la enterró en un ataúd y no limpiará sus manos toda la lluvia del sur.
Los campesinos de
Ránquil lo invitan a la realización de una obra musical sobre el lugar, y dentro de su compromiso social, toma parte en los trabajos voluntarios para impedir la paralización del país causada por una huelga de camioneros.
Ese mismo compromiso lo llevará en 1973 a realizar diferentes actos, participando en la campaña electoral para las elecciones al parlamento a favor de los candidatos de la Unidad Popular y, respondiendo a un llamado de
Pablo Neruda, participa dirigiendo y cantando en un ciclo de programas de televisión contra la guerra y el
fascismo. Trabaja simultáneamente en la preparación de varios álbumes que no podría grabar, pero graba el álbum
Canto por travesura, último de los que realizó.
Tortura y asesinato
El
golpe de Estado encabezado por el general
Augusto Pinochet contra el presidente
Salvador Allende, el
11 de septiembre de ese año, lo sorprende en la
Universidad Técnica del Estado, y es detenido junto a profesores y alumnos. Lo llevan al
Estadio Chile(actualmente estadio Víctor Jara, lugar en el que hay una placa en su honor con su último poema),
1 donde permanece detenido durante 4 días. Según numerosos testimonios, lo torturan durante horas (entre otras torturas le realizaron quemaduras con cigarrillo y simulacros de fusilamiento), le golpean las manos hasta rompérselas con la culata de un revólver y finalmente lo acribillan el día
16 de septiembre junto al director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado. El cuerpo es encontrado el día 19 del mismo mes con 44 impactos de bala.
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Estando preso escribió su último poema y testimonio «Somos cinco mil», también conocido como «Estadio Chile».
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Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Reconocimiento del asesinato
En 1990, la denominada
Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos el
16 de septiembre de
1973 en el
Estadio Chile y que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano, ubicado a orillas de la Carretera 5 Sur. Luego fue llevado al depósito de cadáveres, donde le asignaron las siglas
NN, y donde más tarde sería identificado por su esposa, la
coreógrafa de origen británico
Joan Turner. Sus restos fueron enterrados en el
Cementerio General de Santiago de Chile. La viuda, años después, mencionaría que el diario chileno
La Segunda, al día siguiente del entierro, publicó un párrafo que daba a entender que Jara había muerto sin violencia y que su sepelio había sido de carácter privado.
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Como homenaje a su memoria, 30 años después del golpe militar, en septiembre del 2003 se puso su nombre al hasta entonces denominado Estadio Chile.
El 29 de mayo de
2009, la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile ratificó el encarcelamiento del exsoldado del ejército
José Paredes Márquez, quien fue acusado del asesinato del cantante. En el momento de la ejecución, Paredes Márquez era un recluta del ejército chileno que tenía 18 años.
8 Paredes Márquez confesó la coautoría del asesinato, y confirmó que a Jara se le cortaron las manos antes de matarlo. Declaró que cuando le tirotearon, Jara ya había fallecido, debido a un disparo en la cabeza efectuado por un oficial de ejército,
9 por lo que el juez encargado del caso ordenó la exhumación de sus restos, con el fin de practicarle una segunda autopsia.
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En junio de 2009 se exhumaron por orden judicial los restos mortales de Víctor Jara para la realización de un estudio que determinara las causas precisas de la muerte. El 27 de noviembre de ese mismo año la
Fundación Víctor Jara hizo público el resultado del estudio. Según el mismo, efectuado por el Servicio Médico Legal (SML) de Chile y ratificado por el Instituto Genético de
Innsbruck, el artista murió a consecuencia de «múltiples fracturas por heridas de bala que provocaron un shock hemorrágico en un contexto de tipo homicida» y que fue golpeado y torturado durante su paso por el Estadio Chile, donde estuvo detenido. Se destaca que se han encontrado más de 30 lesiones óseas producto de fracturas provocadas por heridas de proyectil y otras provocadas por objetos contundentes, diferentes a las heridas de bala.
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Estudio judicial del asesinato
Velatorio de Víctor Jara, realizado en diciembre de 2009.
Bajo la autoridad del juez Juan Eduardo Fuentes Belmar, en 2007 se realizó una investigación sobre el asesinato de Víctor Jara destinada a buscar responsabilidades por el mismo. Se acusó de los hechos a
José Paredes, autor confeso de algunos de los disparos (aunque después se retractó), y al coronel retirado Mario Manríquez, que era el responsable del centro de detención, quedando fuera del procesamiento como responsable de la orden del asesinato, señalado por los familiares de Víctor Jara, así como por organizaciones defensoras de los derechos humanos. También fue señalado, por compañeros de cautiverio del músico, el excoronel Edwin Dimter Bianchi, conocido como
El Príncipe.
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A finales del año 2012 el juez especial de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vásquez, dicta resolución de enjuiciamiento contra los siete militares que en esa fecha estaban a cargo de los prisioneros que confinados en el Estadio Chile.
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Son encausados como autores del homicidio Pedro Barrientos Núñez y Hugo Sánchez Marmonti y como cómplices Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf. Pedro Barrientos Núñez fijó en el año 1990 su residencia en Estados Unidos y en el momento de la encausación seguía viviendo en ese país por lo que el juez ordenó la captura internacional.
La descripción de los hechos que hace el auto judicial es la siguiente:
A) Que, el día 11 de septiembre de 1973, a raíz de la asunción del Gobierno Militar de facto, la entonces Universidad Técnica del Estado, fue sitiada por efectivos del regimiento Arica del Ejército de Chile, provenientes de la ciudad de La Serena. B) Que dichas tropas procedieron, el día 12 de septiembre de 1973, previo disparos de proyectiles de diversa naturaleza, a ocupar sus dependencias y a la detención masiva de docentes, alumnos y personal administrativo que se encontraban en el establecimiento educacional; personas que luego fueron trasladadas en buses de locomoción colectiva hasta el entonces Estadio Chile (actual Estadio Víctor Jara), recinto que previamente había sido habilitado como centro de detención, con la coordinación del Comando de Apoyo Administrativo del Ejército de Chile y cuyo resguardo interior fue efectuado igualmente por efectivos provenientes de distintas unidades militares, entre ellos: el regimiento Tejas Verdes (de la ciudad de San Antonio), el regimiento Blindados n.º 2 (de Santiago), el regimiento Esmeralda (de la ciudad de Antofagasta) y el regimiento Maipo (de Valparaíso). C) Que, entre los docentes aprehendidos, se encontraba el cantante popular y también investigador de dicha Universidad, Víctor Lidio Jara Martínez, quien ingresó al Estadio Chile junto con el referido grupo de detenidos, para posteriormente ser ubicado con éstos en las graderías de dicho recinto deportivo. D) Que, durante su detención, Víctor Jara Martínez fue reconocido por el personal militar instalado al interior del Estadio Chile, siendo separado del resto de los prisioneros, para ser llevado a otras dependencias ubicadas en los camarines, ocupadas como salas de interrogatorios y apremios, donde fuera agredido físicamente en forma permanente, por varios Oficiales. E) Que, entre los días 13 y 16 de septiembre de 1973 se desarrollaron interrogatorios a detenidos al interior del Estado Chile, sin que ellos obedecieran a procedimientos judiciales y/o administrativos previos, algunos de los cuales fueron practicados por personal de la Segunda Fiscalía Militar de la época; y, entre otros, fue interrogado Víctor Lidio Jara Martínez. F) Que, el día 16 de septiembre de 1973, se procedió al traslado de todos los detenidos del Estadio Chile, con excepción de Víctor Lidio Jara Martínez y de Littré Quiroga Carvajal, oportunidad en que se dio muerte a Víctor Lidio Jara Martínez, hecho que se produjo a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según se precisa en el respectivo informe de autopsia. G) Que, el cadáver de Víctor Lidio Jara Martínez, junto con los cadáveres de otras tres personas más, fue encontrado por pobladores en los días posteriores, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, en un terreno baldío cercano a la línea férrea, con signos evidentes de haber recibido golpes en el cuerpo y los impactos de bala detallados en el informe de autopsia.
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El programa de televisión
En la mira transmitió en mayo de 2012 un notable reportaje realizado por los periodistas Luis Narváez y Pedro Azócar: «¿Quién mató a Víctor Jara?»,
15 16 el que, por su gran valor documental, pasó a formar parte del auto de procesamiento.
17 En una entrevista de este documental, Barrientos negó los hechos, afirmando que él nunca ha estado en el Estadio Chile, no conocía el Estadio Chile y «no sabía lo que era el cantante Jara».
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Entierro y homenaje
Una vez finalizados los estudios forenses en noviembre de 2009, se realizó un acto de homenaje, del 3 al 5 de diciembre, permaneciendo los restos mortales del artista en la sede de la Fundación Víctor Jara y, posteriormente, recibieron sepultura en el Cementerio General de Santiago de Chile en una procesión fúnebre que congregó a más de 12 000 personas. A diferencia del entierro, prácticamente clandestino, llevado a cabo en 1973, después de su asesinato, el sepelio del día
5 de diciembre de 2009, 36 años después de su asesinato, fue abierto y público.
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Los actos de homenaje y entierro, como señaló Gloria Konig, directora ejecutiva de la Fundación Víctor Jara, constituyeron una demanda de «verdad y justicia para el artista y para todos los detenidos, desaparecidos y ejecutados políticos de Chile».
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Reconocimientos póstumos
- El 22 de septiembre de 1973, días después del asesinato de Víctor Jara, el astrónomo y astrofísico soviético Nikolai Stepanovich Chernykh, en la ciudad científica de Nauchnyj (Crimea), bautizó como (2644) Víctor Jara a un asteroide del cinturón principaldescubierto por él.
- En un listado elaborado por la reconocida revista Rolling Stone, publicado el 3 de junio de 2013, se nombra a Víctor Jara como uno de los «15 rebeldes del rock & roll»,19 siendo el único latinoamericano en integrar la lista