Según medios estadounidenses como la cadena NBC y el diario Cherry Hill Courier Post, Kime, de 88 años y residente en West York (Pensilvania), se volvía "loco" por el famoso bocadillo "Whopper" de Burger King, por lo que antes de ser enterrado, su hija colocó una de estas hamburguesas sobre el féretro.
Previamente, los alrededor de cuarenta autos que integraban el cortejo desfilaron uno por uno por la ventanilla del servicio para automóviles del restaurante, por la que recibieron sendas hamburguesas, algo pactado antes con los responsables del local.
"Estábamos todos mentalizados y preparados para ello", explicó a los medios la responsable de la hamburguesería Margaret Hess, "por lo que creo que es bueno que alguien tan devoto pudiese poner de esta manera punto y final a su vida".
David Kime, veterano de la Segunda Guerra Mundial, pereció el pasado 20 de enero por complicaciones en el corazón.
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