En medio del espectáculo montado alrededor de la Virgen de la Altagracia, el arzobispo metropolitano, Nicolás de Jesús López Rodríguez, prácticamente, emplazó a la llamada patrona de los dominicanos a dejar sentir su acción contra la violencia que desangra al país.
Iguales pronunciamientos hizo el obispo de Santiago, Ramón Benito de la Rosa y Carpio, emplazando a la misma virgen a ayudarnos a reducir la violencia.
Que ironía esta de la iglesia, ahora resulta que la responsabilidad de ésta violencia que desangra al país es de la virgen y no de nuestras autoridades.
Eso es lo que se llama ser irresponsables, la jerarquía de la iglesia emplaza a un santo para que nos ayude contra este mal, en vez de participar activamente en un programa serio contra este mal.
Pero nada de eso es nuevo, todos los años los jefes de la Iglesia llevan como borregos a miles de dominicanos y extranjeros a venerar una imagen, que solo en su mente, manipulada, distorsionada y condicionada, tiene poderes para incidir positivamente en nuestro país.
Todos los años ese negocio de la Iglesia que llena los bolsillos de sus principales figuras es venerada para alimentar entre los dominicanos ese culto, que tiene parecido a un carnaval de sangre y sexo.
Mientras mas ignorante es una sociedad, mayores son los beneficios que obtiene la iglesia y por eso, entre más santos mayores incautos, para alimentar ese lucrativo negocio.
Y lo peor de todo esto es que hasta nuestras autoridades, desde la principal figura que es el presidente de la República, hasta el más simple, se prestan a hacerle el juego a este negocio de la iglesia, y lo vemos hincados ante esa imagen, para pedir ayuda.
Eso me recuerda al fenecido Rafael Corporán de los Santos, quien llegó a anunciar la distribución de un millón de Biblias, entre los dominicanos como una forma de reducir la violencia, vaya usted a ver si se redujo o se recrudeció.
Es una irresponsabilidad de quienes le hacen el juego a la iglesia pidiendo a la virgen de la Altagracia, su intervención como forma de reducir la violencia, en vez de elaborar un plan serio a nivel nacional que resulte positivo contra esta epidemia que vive la sociedad dominicana.
Lo que tienen que hacer las autoridades y la iglesia es buscar las razones del por qué tenemos más de 30 mil puntos de drogas en el país, de acuerdo a las autoridades y no llegamos a 13 mil centros educativos entre públicos y privados.
Lo que deben investigar las autoridades es por qué un gran porcentaje de los jóvenes están involucrados en delitos y las cárceles llenas con más de 24 mil presos y por qué todos los años tenemos que invertir recursos en cárceles y hospitales.
Pero nada de eso interesa porque recordemos a Faustino Domingo Sarmiento, cuando dijo que a la iglesia desde los tiempos de la conquista, le era más negocio enseñar a rezar y no a leer, venderle la ilusión del paraíso divino y no la solución de sus males por medio de la realidad existente.
Como la violencia no se va a detener porque el gobierno ni la iglesia tienen un plan, volverán las incriminaciones a la virgen de la Altagracia porque no está haciendo nada para reducir la violencia y la corrupción que nos arropa.
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