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jueves, 3 de enero de 2013

El reinado de los reincidentes criminales


El mejor botón de muestra de hasta dónde ha llegado la flaqueza de nuestra justicia frente a los delincuentes es la incontable cantidad de reincidentes criminales que, libres como el viento, siguen haciendo daño a la sociedad.
 Es casi a diario que lo comprobamos cuando la Policía detiene o mata a individuos que ostentan amplios historiales delictivos, a veces hasta más de cinco fichas por asuntos graves, y andan por las calles haciendo tropelías, sin miedo a nada, ni siquiera a la ley, porque para ellos, por lo visto, no existe.
Una sociedad no puede seguir contemplando, pasivamente, el extenso y poderoso reinado de los reincidentes criminales, fruto, sin duda, del indulgente Código Procesal Penal que permite que estos malandrines reciban medidas de coerción que los deja libres en las calles o que apenas los retiene por días o pocas semanas en una prisión, sin que haya un disuasivo más eficaz para que no vuelvan a delinquir.
Si ese Código se reforma y se endurece, prohibiendo que los reincidentes se beneficien de estas indulgentes “coerciones” con tan sólo comprobarse que volvió a violar las leyes, de seguro que no andarían en las calles hombres como el monstruo que asesinó a cuatro mujeres en Invivienda.
 Ni aquellos otros que, pese a haber sido denunciados como impenitentes abusadores de mujeres, con varias fichas policiales, están fuera del alcance de las autoridades y se burlan de las órdenes de los jueces o del ministerio público para que se abstengan de visitar a parejas o ex parejas en sus domicilios.
Esto es otro relajo. ¿Cuántos hombres no han sido puestos bajo impedimento de acercarse, merodear o entrar a los domicilios de esas parejas o ex parejas y, sin embargo, violentan la norma y nada pasa?
Bueno, en realidad algo pasa: ellos, sabiendo que esas “coerciones” no funcionan o no se aplican rigurosamente, toman venganza de las mujeres. Las matan, las golpean o las atemorizan y las chantajean. ¿Por qué? Porque saben o intuyen que el Código Procesal Penal tiene, para los delincuentes, muchas puertas de escape.
Si nadie cree esto, pues que cuente la cantidad de hombres que siguen libres en las calles aun teniendo cinco, diez o más fichas por homicidios, atracos y otras barbaridades, patentizando el más increíble reinado de la reincidencia criminal en una sociedad atribulada y atemorizada por sus desafueros.

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