MOGADISCIO.- Un prominente activista pro derechos humanos somalí ha sido asesinado a tiros en la ciudad de Galkayo (noreste de Somalia), informó hoy la Red de Paz y Derechos Humanos (PHRN, en sus siglas inglesas).
La víctima, Abdi Farah -director en Puntlandia de PHRN, red formada por 26 ONG locales-, fue asesinado el sábado por la noche por dos hombres armados cuando salía de una mezquita en un barrio de Galkayo, en la autoproclamada región autónoma de Puntlandia.
De momento se desconocen la autoría y los motivos del ataque, que ha llevado al Gobierno local de Puntlandia a suspender las elecciones municipales que debían celebrarse mañana.
Farah había sido detenido varias veces y acusado de socavar la seguridad de la región por sus denuncias de violaciones de derechos humanos y de la democracia.
El presidente del Proyecto de Defensores de Derechos Humanos del Este y el Cuerno de África (EHAHRDP, en sus siglas en inglés), Hassan Shire Sheikh, condenó “de forma rotunda” el ataque contra Farah, a quien definió como “una voz de los sin voz”.
“Pido al Gobierno Federal de Somalia y a la Administración de Puntlandia que remuevan cielo y tierra para detener a los criminales responsables (del crimen) y llevarlos ante la Justicia”, dijo Shire.
La muerte del activista ocurrió casi una semana después de que un periodista somalí fuera asesinado también en Galkayo.
Ambos sucesos han tenido lugar mientras Puntlandia se preparaba para celebrar mañana elecciones municipales, que fueron suspendidas hoy por el Gobierno local para “salvaguardar la seguridad” de la región.
En un comunicado, el presidente de Puntlandia, Abdirahman Mohamed Mohamud, precisó que los comicios se convocarán de nuevo “cuando sea apropiado”, una decisión que el representante especial de la ONU para Somalia, Nicholas Kay, calificó de “valiente y sensata”.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un Gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.
Pese a los avances en el terreno político logrados el pasado año, el Gobierno aún no ejerce un control absoluto del territorio, con amplias zonas del centro y el sur de Somalia todavía bajo dominio de la milicia fundamentalista islámica Al Shabab.
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