La proteína fue el primer nutriente descubierto en el mundo (1838) por el químico holandés Gerardo Mulder, quien la catalogó como la fuerza vital de la vida, es decir que sin ella el ser vivo moriría.
Mulder también descubrió que tanto los animales como las plantas estaban compuestos principalmente de aminoácidos, la materia prima para construir proteína, nombre que deriva del griego Protelos y significa primario o primero.
El departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA), fundó la primera pirámide nutricional en 1960 basándose en políticas ganaderas con fines comerciales, haciéndose responsable de que actualmente se consuma carne y leche en grandes cantidades. En vez de promover la nutrición con fines de salud, esta entidad tuvo como propósito concientizar, sin fundamento, a la ciudadanía sobre el concepto errado de que las proteínas vegetales eran de menor calidad que las animales.
Está comprobado científicamente (desde 1980 por un estudio en India y China) que un consumo diario de más de 60 gramos de proteína animal dispara el botón y estimula el crecimiento de células cancerosas en el ser humano.
Se comprobó también que una dieta de origen vegetal con antioxidantes, fibra y fito-químicos, tiene la habilidad para bloquear y evitar el crecimiento de cáncer y reprimir todo tipo de enfermedades.
La formación del cáncer en nuestro cuerpo se da en dos grandes etapas: iniciación y promoción.
Etapa 1
Iniciación del cáncer sembrado o mutación. Tenemos un terreno, nuestro cuerpo, y queremos construir un cáncer por lo tanto hay que sembrar unas semillas; nuestras células; pero para que esas células puedan dar inicio a un tumor canceroso los genes de las mismas deben haber sido alterados en algún momento de nuestras vidas, por toxinas de diferentes tipos.
Los carcinógenos más comunes son Aflatoxina, toxina producida por un hongo en las comidas llamado aspergillus; nitritos y nitratos de las carnes y embutidos; pesticidas, colorantes artificiales, Hidrocarburos de las carnes asadas, humo de cigarrillo, alquitrán, antibióticos, corticoides, hormonas, grasas saturadas y fritas, la vitina de la panadería, la tartracina, colorante artificial utilizado en dulces; la caseína, proteína de la leche, la anilina de los tintes, el benceno, tolueno y ácido fosfórico, presente en las gaseosas, gomas, detergentes, pinturas, etc.
Etapa 2
Promoción del cáncer. Las células —una vez con sus genes alterados para poder promover el crecimiento tumoral canceroso— reciben primordialmente fertilizantes en su terreno, y es en esta etapa donde mayor influye nutricionalmente, ya que la proteína animal y la leche son los fertilizantes más efectivos para promover el crecimiento del tumor.
El cáncer no hace que una persona enferme, es la enfermedad de fondo la que ocasiona el cáncer, es decir que el cáncer viene siendo el síntoma o la señal que indica que todos los mecanismos de defensa o sanación del cuerpo han fracasado en todos los aspectos de nuestra vida y se debe interpretar como una oportunidad para restablecer el equilibrio físico, emocional y espiritual.
Para alterar el medio ambiente que rodea una célula sana se necesita la violación de ciertas leyes naturales, como no evacuar correctamente, no hacer ejercicio, la falta de oxigenación celular causada por un pH ácido de la sangre, tomar trago y fumar, congestión linfática, deficiencias nutricionales de calcio, magnesio, zinc, potasio, etc.
Otros son el consumo de fármacos, comer mucha proteína animal, radiación, quimioterapia, congestión del hígado por estancamiento de bilis, grasa saturada y frita (que hace que la sangre se vuelva espesa y disminuya el flujo de sangre a los tejidos), taponamiento de arterias, parásitos intestinales, mal dormir, mucho stress, poca paz, mucha culpa y resentimiento.