Por J. Eduardo Martínez
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J. Eduardo Martínez |
El ser humano está destinado a cambiar. El de hoy no puede ser igual al de ayer y siempre esperamos que sea mejor cada vez. Pero si llevamos esta máxima al sector artístico, no parece que las cosas se hayan dado todo lo buenas que nos hubiese gustado.
Si comparamos a los artistas jóvenes de los años 60 y 70, específicamente los intérpretes de la famosa “Música de la Nueva Ola”, con los jóvenes de ésta época en la que vivimos el reggetón, denvow, música urbana y demás yerbas, notaremos una gran diferencia en comportamiento y educación de los mismos.
No es que los de antes fueran unos santos, pero los de ahora “pican y se extienden” en sus travesuras contínuas.
De los nombres con que se identifican ni hablar, ya que pasamos de Lucecita Benítez, Lissette Alvarez, Manolo Muñoz, Angélica María, Leo Dan, Palito Ortega, Enrique Guzmán, Monna Bell, César Costa y otros más a Mozart La Para, Pittbull, Blackpoint, Omega, El Lápiz, Vaqueró, Poeta Callejero, Daddy Yanquee, Don Omar, La Masterialista, todo un poema.
La frecuencia con que se ven involucrados en escándalos es penosa y aunque los de antes no eran “manguitos”, es evidente que por un asunto de educación los de hoy les llevan la milla.
Estamos en el 2013 y todavía existe un montón de seguidores de la música de la Nueva Ola. En el 2063, habrá seguidores de la música joven de hoy?... Ustedes se imaginarán lo que pienso de eso.

De todas maneras a veces las cosas son cuestión de suerte, como es el caso de mi buen amigo de la crónica, Reyes Guzmán, quien tiene la dicha de que le pongan los Reyes y los Guzmán, o de casualidad, como son los casos de “Roling” Fermín Y Rolando “Guante” y ambos son cronistas deportivos y ex jugadores de béisbol…Ustedes se imaginarán lo que pienso de eso
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