Todo indica que el diseñador dominicano Oscar de la Renta presentía que su quebrantada salud tarde o temprano le iba a hacer una mala jugada.
Un fulminante cáncer de próstata que hizo metástasis en el fémur se encargó de arrebatarle la vida a uno de los más grandes creadores de moda de su generación y el más grande diseñador que ha parido esta tierra.
En sus últimas semanas su estado de salud lentamente se fue agrabando. Incluso trascendió que llevaba seis días sin ingerir alimentos. Consciente, tal vez, de que su hora estaba cerca, les pidió a su esposa Anne France y a su hijo Moisés: “no traten de reanimarme, déjenme morir en paz”
Su deteriorado estado de salud era muy notorio. Durante su última colección primavera-verano presentada en el fashion week de Nueva York, De la Renta salió a despedir su propuesta junto a dos modelos que lo llevaban agarrados de sus brazos.
El señor elegancia murió pero no así su gran legado. La semana pasada anunció en un escueto comunicado su retiro y designó al británico Peter Copping como el nuevo diseñador creativo de la marca.
La causa de su muerte. El diseñador padecía un cáncer primario en la próstata que se trasladó a los huesos.
Este tipo de cáncer aparece en cualquiera de los extremos de la diáfisis de un hueso largo (fémur) llamado osteosarcoma. Su localización más habitual es la región de la metáfisis de huesos tubulares largos; así, el 42% se dan en el fémur, el 19% en la tibia y el 10% en el húmero. No obstante, un 8% de los casos se dan en el cráneo. A una década de padecerlo, finalmente lo venció.
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