Con el nuevo orden mundial que se implementó a partir del año 2000, los seres humanos son vistos como simples objetos del consumo por los países industrializados.
Se ha convertido a la humanidad en siete mil millones de personas para consumir lo que otros producen y cada día incentivar ese consumo, no importa que sean productos que no se necesitan.
Son ocho países súper poderosos que viven inventando para crearle la necesidad a los demás para que consuman lo que ellos producen y para ello utilizan todos los medios a su alcance.
Es verdad hoy el mundo es una aldea, pero en todos los sentidos y en el rincón más alejado de un país pobre, encontramos por ejemplo el uso del celular.
Le han creado a los seres humanos la necesidad de cada día consumir más, dando origen al comprador compulsivo que compra aunque no necesite.
Hoy millones de personas en el mundo están endeudados como resultado de las compras con tarjetas de créditos y ahora existen grupos de orientadores que se dedican a ayudar a estas personas para que salgan de las deudas.
Desde el más moderno automóvil, celular, el zapato, el pantalón todo es fruto para el consumo masivo, aunque haya que endeudarse para lograrlo.
La tierra ha sido transformada en un planeta prisión con un mercado único globalizado, controlado por un Gobierno Único, regulado por el Banco Mundial.
En pocos años todo será mediante un microchips, los seres humanos se habrá convertido en seres reducidos al materialismo y la supervivencia, como lo ha planteado Daniel Estulín, esto es trabajar, comprar, procrear y dormir, conectado a un computador que puede supervisar todos los movimientos.
A nadie le importa el tráfico y consumo de droga, porque al final la economía mundial se beneficia de más de 700 mil millones de dólares que se convierten en beneficios líquidos y que aunque las drogas son prohibidas el dinero que genera va a los grandes bancos comerciales.
Las familias más poderosas del mundo son al final las que se benefician de las drogas, mientras que el ejército de inútiles consumidores va a parar a las cloacas y al final a los cementerios.
En cualquier país que existen riquezas minerales, son saqueados por los grandes países industrializados porque el oro, la plata, el níquel, el cobre, el hierro, el cobalto, entre otros lo necesitan las naciones poderosas para convertirlos en artículos que luego consumen los pobres.
A partir del 2001, se desató una guerra bien planificada supuesta mente contra el terrorismo, pero el verdadero objetivo era el petróleo del medio oriente, que hoy en muchas naciones ha pasado a manos de los poderosos.
La llamada primavera árabe no era otra cosa que acabar con gobiernos que no eran confiables para Estados Unidos y su grupo de naciones, para apoderarse del petróleo, y aún quedan otros en la mira.
Así que nadie se confunda, el mundo con sus siete mil millones de habitantes está en manos de unos pocos poderosos, que lo han convertido en simple consumidores.
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